El proyecto de la biblioteca
Decía Sáenz de Oiza que se arrepentía de todas las obras que había hecho, «uno no alcanza lo que quiere». Imaginamos que este pensamiento alcanzó a la construcción de la biblioteca.
En su proyecto de 1989 se plasman las ideas principales de la construcción de la biblioteca. Una era la luz: a grandes rasgos quería para la biblioteca una iluminación cenital proveniente de una gran bóveda de cañón, inspirada en la famosa propuesta de Étienne-Louis Boullée, y también a través de grandes ventanales abiertos al campus en las fachadas menores. Otra idea era que todos los edificios quedaran alrededor de la biblioteca, «De esta manera toda la historia de la universidad queda concentrada en este edificio destacado».
Estas pinceladas que aparecen en su proyecto fueron respetadas, pero, de todos los edificios del campus, el de biblioteca fue el que sufrió más cambios respecto al proyecto original, con la intención de procurar un edificio más funcional que se adaptara a las necesidades que iba a tener la universidad.
A pesar de todo, Sáenz de Oiza eligió la biblioteca, como el lugar donde se custodia el pensamiento y la ciencia. Sería el edificio emblemático, el que concentraría la atención. Un campus organizado en torno a la biblioteca.
Con motivo de una exposición sobre la obra del arquitecto, su hijo Javier declaró al Diario de Navarra (19 de marzo de 1997) «que a Sáenz de Oiza “le dio pena” que no se entendiera bien su proyecto de universidad, que pretendía unir la industria y la agricultura navarra con la cultura, representada por el edificio de la biblioteca que es el eje del campus… “Por eso le gusta decir que no hay un proyecto acabado. Pero el resultado no le ha entristecido”».